En términos generales, se considera contaminación del aire a cualquier sustancia introducida en la atmósfera terrestre por acción del ser humano, que tendrá efectos adversos, muy nocivos para el medioambiente y la vida en todas sus formas.
El abuso en la utilización de medios de transporte y actividades de uso industrial donde la materia prima base para generar energía proviene de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) son dos de las variadas formas de generar un excedente negativo de dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero que en altas concentraciones produce una elevación cada vez más peligrosa de la temperatura global del planeta, con consecuencias tremendas como cambios meteorológicos abruptos, calentamiento de océanos y mares y cambios en las mareas, “lluvia ácida” y otros fenómenos devastadores como huracanes, tifones, inundaciones y tormentas tropicales, entre otras calamidades.
Gases igualmente nocivos como el metano, también se derivan de actividades humanas intensivas como la ganadería y los llamados clorofluorocarbonos utilizados en refrigerantes y propelentes de los aerosoles, prohibidos por su daño a la capa de ozono terrestre.
A este se sumará el dióxido de azufre, junto a otros químicos presentes en esa nube gris que invade las urbes, principal causante de la “lluvia ácida” que no solamente ensucia el aire sino también el agua, cuando tras condensarse, ocasionan la elevación hacia las nubes de estos componentes tóxicos que después bajarán en forma de lluvia química.
Sin embargo, el dióxido de azufre tiene otro rostro más amable que diversos estudios han precisado: contribuye a enfriar el planeta cuando son liberadas ciertas concentraciones a la atmósfera, porque son capaces de reflejar la luz y mantener los rayos solares a raya.
De hecho si se disminuyen más, agravarían el problema del calentamiento global.
Igual ocurre cuando los volcanes entran en erupción, porque poseen un efecto enfriador que perdura por varios años cuando liberan grandes emisiones de azufre por su boca de fuego.
De allí que deba evitarse, aunque suene contradictorio, una baja sensible en la producción de este gas de efecto invernadero que bloquea el paso de los rayos solares a la atmósfera.
Muertes a nivel mundial por contaminación del aire.
¿Por qué se produce y cuáles son las causas?
Indudablemente, aunque los combustibles fósiles son la fuente primaria de energía más eficiente descubierta por el ser humano, también es verdad que son los más contaminantes y agresivos en el daño ambiental porque agreden los suelos, las aguas, el aire, la vida en general.
Son vitales en los procesos productivos que se genera en fábricas de cemento o acero, así como en las centrales de producción de electricidad, la energía más buscada por los seres humanos para prodigarse mejor calidad de vida, aun cuando el daño al planeta se profundice con los cambios climáticos derivados de un calentamiento global cada vez más rudo, ocasionado por las altas concentraciones de emisiones de gases de efecto invernadero exacerbados con la quema de combustibles fósiles.
No son juego los episodios de “smog” en las grandes ciudades.
La famosa nube de carbón de Londres
Sabías qué...
Londres
Hace 67 años, Londres vivió uno de los peores episodios de este tipo en la historia reciente de la humanidad.
La emergencia duró cuatro días.
Una densa nube provocada por cambios en las condiciones meteorológicas elevaron peligrosamente las concentraciones de gases tóxicos y murieron alrededor de cuatro mil personas, aunque ya antes habían ocurrido situaciones similares pero de menor costo en vidas en otro países industrializados.
Un alerta sin duda significativo acerca de los costes de la revolución Industrial iniciada en el siglo XIX que permanece hasta nuestros días, gracias a la quema descontrolada de combustibles fósiles, especialmente el carbón.
La contaminación del aire en China
En China es habitual ver a los ciudadanos de las grandes ciudades utilizar mascarilla.
En China, el asunto de la contaminación del aire es tan grave que sus efectos generan más de un millón de muertes prematuras anuales y marca igualmente, una reducción cada vez más significativa en la esperanza de vida.
Una nube gigantesca formada por el hollín de centrales eléctricas alimentadas por carbón o los escapes de millones de autos en circulación, arropa ciudades como Pekín, donde la gente en los días de mayor polución se encierra bajo llave en sus casas, bloqueando toda hendija en las ventanas para huir de la contaminación, o sale ataviada con mascarillas y hasta máscaras de tipo anti-gas para poder paliar ese efecto devastador, mucho peor que Londres en los años 50 del siglo XX.
El que no tiene para pagarse un set de filtros para purificar el aire en sus hogares, sencillamente llenará sus pulmones de tóxicos y enfermará de por vida.
En definitiva, la contaminación atmosférica se ha vuelto a situar en un primer plano, emergiendo como un problema de salud ambiental de grandes proporciones.
¿Sus causas principales?
El transporte convencional y la actividad industrial, en un papel más secundario pero no menos importante.
En efecto, otra fuente contaminante del aire se deriva de actividades masivas de transportación a través de vehículos y aviones. Tan agresiva es su producción en muchas ciudades atestadas de tráfico automotor que con creces supera la contaminación industrial.
¿Qué tal es el aire en las ciudades de España?
Por ejemplo:
En España, por ejemplo, el exceso de dióxido de carbono, en concentraciones dañinas a la atmósfera, es ocasionado por los automóviles en un 80%.
A medida que la sociedad en general se ha tecnificado con el uso de tecnologías cada vez más beneficiosas, el transporte se ha hecho más veloz y se ha masificado mucho.
Pero la comodidad y eficiencia del servicio tiene una contracara costosa: la contaminación del aire y sus efectos nocivos sobre la salud de las personas, si es que nos queremos olvidar del sufrimiento del planeta.
El gasto energético es elevado, no solamente a consecuencia del consumo de combustibles generados por millones de motores a combustión, sino también lo invertido en energía para producir o fabricar automóviles, trenes, ferrocarriles, aviones, motocicletas, etc, en industrias que usan también más combustibles fósiles para obtener la electricidad necesaria y mantener activas las líneas de producción.
Sabías qué...
En España y muchos otros países europeos, el medio de transporte por excelencia es el coche privado, que consume cerca de un 50% de los recursos energéticos disponibles, no el ferrocarril que apenas ocupa un 5% de preferencia cuando se viaja por carreteras.
El transporte público alcanza un 3% de consumo energético, mientras que el índice medio de personas que poseen automóviles propios, es de unas 1,2 personas por coche.
Evolución ratio de muertes por contaminación del aire
La industria del transporte de mercancías: ¿un importante culpable?
Asimismo, el tráfico de viajeros y el transporte de mercancías transportadas por carretera son significativos, con una media en los países europeos de un 70% del total y sube hasta un 90% solamente en España, indicando esto que el ferrocarril cada vez pierde más adeptos.
Por eso la congestión vehicular derivada del intercambio de mercancía entre países de la UE también ha aumentado, acercándose en unos 100 kilómetros hacia las ciudades de importancia.
Esto impacta el medioambiente, sobre todo por el alto tráfico de la carga pesada, que emite entre un 30 a 40% de los óxidos de nitrógeno y partículas en suspensión, siendo responsables igualmente de una mayor cantidad de emisiones de dióxido de azufre y por supuesto de carbono para la totalidad de los coches que circulan por las arterias viales europeas.
Lo triste de este predominio es que justamente la mayor parte de los problemas ambientales se derivan del tráfico automotor en general, a nivel mundial.
Y sin embargo, se sigue favoreciendo esta posición consumista con incentivos fiscales, subvenciones y mayor construcción de infraestructuras (nuevas pistas, carreteras y avenidas) destinadas a incrementar la circulación de coches y más coches.
Nadie puede poner en duda que la industria del transporte es una actividad económica de importancia. El tema es que pareciera no tener techo o límite. Aunque la irrupción en el mercado de los coches eléctricos y de carga con paneles solares ubicados en el techo, supone un gran alivio para la vida del planeta en los próximos años.
¿Cómo afecta la contaminación del aire a los seres vivos y al medio ambiente?
Los gases tóxicos que ensucian el ambiente también afectan la calidad de la respiración de todos los seres vivos, no solamente del hombre.
E inclusive, merman la capacidad reproductiva. El mercurio, por ejemplo, daña mortalmente las plantas y si está en las aguas pues mucho peor les irá a los seres acuáticos.
Por ejemplo:
La famosa lluvia ácida, por ejemplo, provocada cuando las partículas de humedad del aire se mezclan con el óxido de nitrógeno o el dióxido de azufre, también contamina los ecosistemas, porque ensucia con químicos muy tóxicos la atmósfera, envenena las aguasy afecta del mismo modo a los seres vivos que integran esos hábitats naturales, quienes en ocasiones no soportan cambios tan bruscos y mueren.
Del mismo, hace mucho daño a todos los seres vivos en general, el denominado efecto invernadero, producido cuando los gases que lanzamos por culpa de actividades humanas de tipo industrial retienen la energía y provocan un recalentamiento de la Tierra, ocasionando la extinción de especies más vulnerables, migraciones no deseadas y cambios meteorológicos abruptos que también pasan factura a los animales, incapaces por ejemplo de ponerse a salvo en medio de torrenciales aguaceros con inundaciones severas o huracanes de grandes magnitudes.
¿Cómo afecta a las personas?
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) reporta en su sitio web oficial que solamente en el continente americano de unas 93.000 mil muertes anuales en los países más pobres o de ingresos medios, por causas asociadas a la contaminación ambiental, calculándose una tasa de muerte de 18 personas por cada 100.000 mil habitantes, en las naciones de bajos ingresos y una tasa de 7 por cada 100 mil habitantes en los de alto ingreso.
Ya hemos visto además, que nada más China sobrepasa el millón el número de víctimas anuales de la polución.
Por lo tanto, los riesgos en la salud no son una exageración de los defensores a ultranza del medioambiente.
Entre las poblaciones más afectadas se encuentran los ancianos, niños menores de 5 años, usualmente enfermos con problemas en las vías respiratorias inferiores producto de la inhalación de partículas presentes en el aire y personas con enfermedades crónicas previas.
Igualmente, la OPS ubica entre las poblaciones de riesgo a las mujeres que usan estufas con energía proveniente de la biomasa para cocinar sus alimentos.
Hay cifras interesantes de enfermedades graves atribuibles a la contaminación del aire, como los son cáncer de pulmón (36%) o la llamada enfermedad pulmonar obstructiva crónica, (35%), así como accidentes cerebro vasculares (37%) y reportes de muerte por cardiopatías isquémicas (27%).
¿Qué medidas podemos tomar para reducir la contaminación del aire?
Evidentemente, hay que profundizar en la efectividad de las medidas que reduzcan o frenen el calentamiento global del planeta, porque como ha quedado claro todos, absolutamente todos los seres vivos estamos afectados por este fenómeno que reduce la calidad del aire que respiramos al punto que ocasiona la muerte cuando las concentraciones de gases tóxicos son elevadas.
Tesla, la compañía de coches eléctricos es pionera en este tipo de vehículos.
Muestra de ellos son las víctimas mortales en los llamados pico de polución en ciudades muy contaminadas del mundo, con elevada actividad industrial y caos automotor.
Procede entonces tomar una serie de medidas tanto a nivel individual como colectivo. Veamos algunas:
Reducir uso de vehículos de combustión convencionales
Reducir el uso de vehículos y otros medios de transporte con motores a combustión convencionales, así como los viajes en aviones. Usa mejor coches híbridos o eléctricos y prefiere el transporte público, si es que trabajas cerca de casa.
Reciclar más y mejor
Fomentar la cultura del reciclaje y la reutilización de productos en casa que pueden tener un segundo uso, como norma familiar de protección ambiental, a fin de reducir la huella de carbono de cada miembro.
Que los gobiernos intervengan más
Donal Trump, presidente de Estados Unidos está rechazando muchas propuestas en favor de frenar el cambio climático.
Reclamar de los gobiernos mayores y mejores políticas de Estado dirigidas a reducir las emisiones contaminantes en actividades productivas, a fin de reducir el dióxido de carbono, gas metano y otros tóxicos culpables del calentamiento global y el cambio climático.
Sancionar las emisiones no deseadas de dióxido de carbono
Imponer sanciones más fuertes como la imposición de gravámenes o multas por las emisiones no deseadas de dióxido de carbono y, en algunos casos, subir los impuestos por el uso de gasolina para motivar alternativas de transporte más amigables con el medioambiente, como el uso de coches eléctricos, los cuales deben incluirse en programas de incentivo fiscales para potenciar una producción a mayor escala.
Sancionar a las naciones que emitan más gases contaminantes
Demandar de las naciones industrializadas acciones más contundentes en bloque, destinadas a cumplir con los acuerdos establecidos en el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París, a fin de reducir las emisiones de gases no deseados como la niebla tóxica del dióxido de azufre y partículas en el aire, a fin de mejorar la salud de las personas y, por ende, elevar su calidad de vida.
Mi nombre es Teresa Vaz Ferrà y soy estudiante de Biología en Barcelona.
Me gusta colaborar con esta página porque desde bien joven me ha encantado el funcionamiento de la naturaleza y la biología. Tenía claro que quería estudiar algo relacionado con estos temas y por eso me acabé decidiendo por Biología.
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El abuso en la utilización de medios de transporte y actividades de uso industrial donde la materia prima base para generar energía proviene de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) son dos de las variadas formas de generar un excedente negativo de dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero que en altas concentraciones produce una elevación cada vez más peligrosa de la temperatura global del planeta, con consecuencias tremendas como cambios meteorológicos abruptos, calentamiento de océanos y mares y cambios en las mareas, “lluvia ácida” y otros fenómenos devastadores como huracanes, tifones, inundaciones y tormentas tropicales, entre otras calamidades.
Sin embargo, el dióxido de azufre tiene otro rostro más amable que diversos estudios han precisado: contribuye a enfriar el planeta cuando son liberadas ciertas concentraciones a la atmósfera, porque son capaces de reflejar la luz y mantener los rayos solares a raya. 
Son vitales en los procesos productivos que se genera en fábricas de cemento o acero, así como en las centrales de producción de electricidad, la energía más buscada por los seres humanos para prodigarse mejor calidad de vida, aun cuando el daño al planeta se profundice con los cambios climáticos derivados de un calentamiento global cada vez más rudo, ocasionado por las altas concentraciones de emisiones de gases de efecto invernadero exacerbados con la quema de combustibles fósiles.
A medida que la sociedad en general se ha tecnificado con el uso de tecnologías cada vez más beneficiosas, el transporte se ha hecho más veloz y se ha masificado mucho.
Lo triste de este predominio es que justamente la mayor parte de los problemas ambientales se derivan del tráfico automotor en general, a nivel mundial.
Del mismo, hace mucho daño a todos los seres vivos en general, el denominado efecto invernadero, producido cuando los gases que lanzamos por culpa de actividades humanas de tipo industrial retienen la energía y provocan un recalentamiento de la Tierra, ocasionando la extinción de especies más vulnerables, migraciones no deseadas y cambios meteorológicos abruptos que también pasan factura a los animales, incapaces por ejemplo de ponerse a salvo en medio de torrenciales aguaceros con inundaciones severas o huracanes de grandes magnitudes.
Por lo tanto, los riesgos en la salud no son una exageración de los defensores a ultranza del medioambiente.
Usa energías verdes (como la energía solar, eólica, mareomotriz, de las olas, geotérmica o hidráulica), o mucho menos contaminantes que la proveniente de fuentes no renovables y ahorra toda la electricidad que puedas apagando las bombillas que no necesites en casa.
