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¿Qué es la huella de carbono?
El efecto de estas emisiones puede ser de tipo directo o indirecto y lo que se busca con esta medición es hallar caminos para reducir o minimizar el efecto no deseado sobre el medio ambiente que produce esta huella nociva para todo tipo de vida sobre la tierra, gracias a la implantación de programas públicos o privados y políticas sostenibles que permitan cambiar la conducta del conglomerado que degrada el ambiente.
En definitiva, la huella del carbono es capaz de medir el nefasto nivel de contribución de determinada actividad sobre el calentamiento global del planeta. Se mide en masa de C02 equivalente. Es una medida en toneladas del rastro de carbono.
Siempre es muy importante determinar cuál es la cantidad de gases de efecto invernadero que emite un determinado producto, o un servicio, o mejor aún, cuál es el impacto de la actividad desplegada por un conglomerado de industrias o fábricas.
¿Cómo se calcula?
Tal y como sucede en el caso de la huella hídrica, es muy recomendable que la medición de la huella de carbono tenga un alcance bien definido. En este sentido, se consideran 3 tipos, los cuales son:
- Emisiones directas de tipo 1.
- Emisiones indirectas asociadas al consumo energético de tipo 2.
- Emisiones que son producto del resultado de una serie de actividades ejecutadas por la organización, pero que suceden fuera de su ámbito directo de influencia. Por ejemplo: viajes de trabajo emprendidos por los empleados, o prácticas asociadas a la forma en que eliminan los residuos.
La Oficina española de Cambio climático, dependiente del ministerio para la Transición ecológica, tiene un excelente protocolo de medición de la huella de carbono para todo tipo de audiencia.
Según este ente público, la huella de carbono que genera cualquier fuente de emisión
Y esquematiza el cálculo de la huella de carbono de la siguiente manera:
En este caso, para comprender mejor el objeto de esta fórmula de cálculo, definamos ahora:
Dato actividad
Constituye el nivel de la actividad productora de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Factor Emisión
Se trata de la totalidad de gases de efecto invernadero emitido por cada unidad descrita en el parámetro dato de actividad.
Hay varios tipos de metodologías existentes para el cálculo de la huella de carbono. En Internet abundan calculadoras que pueden seguirse. Las más recomendables son la UNE-ISO 14064 o la GHG Protocol.
Fundamentalmente, se necesitan conocer los datos de consumo de combustibles fósiles en industrias, fábricas, comercios, oficinas, casas, gasto de gasolina automotriz y de electricidad, durante el lapso de un año, para el cálculo de la huella de carbono, junto a los factores de emisión asociados en estas actividades de uso cotidiano.
Los gases a considerar son, los seis grupos de gases incluidos por el Protocolo de Kioto:
Otro dato relevante está asociado a la gestión de desechos sólidos de la organización involucrada en la medición, así como otras emisiones indirectas como viajes de trabajo, etc.
Se recomienda que todos estos datos estén respaldados por los resultados de medidores de electricidad legales, o facturas donde se refleje el consumo.
Y, por supuesto, estos datos de actividad se multiplican por los factores de emisión, a fin de obtener los cálculos que se necesitan acerca de la huella de carbono que deja el emisor.
Elaboración de plan de reducción de emisiones
El paso siguiente consiste en la elaboración de un plan de reducción de emisiones, incluida la cuantificación de cuánto se logrará reducir.
Para el caso del sector agroindustrial es indispensable asumir esta responsabilidad ambiental, certificando la huella de carbono asociada a las actividades ejecutadas en el campo, así como un programa correctivo a favor de la vida.
Pero cualquier persona puede calcular también su huella de carbono, su paso contaminante por el planeta.
Ese rastro no deseado es capaz de precisar cuáles son las emisiones que expulsamos a la atmósfera, derivadas de un sinfín de actividades cotidianas marcadas por el consumo energético y, por ende, determinan cuál es nuestro nivel de aporte al calentamiento global, pero de forma individualizado.
Esta calculadora personal, como herramienta, fue sistematizada a partir del año 2007 y su uso en Internet permite que cualquier persona pueda calcular sus propias emisiones de gases de efecto invernadero. Organizaciones como Clima Futures Association lo han hecho posible.
Esto permite no solamente cuantificar el dióxido de carbono, sino otros gases tan nocivos como el metano, porque inclusive debe registrarse hasta la crianza de animales y su consumo en la dieta diaria (carne de vacuno, de aves, etc)
Por lo general, se presenta al emisor un cuestionario, donde se contemplan los siguientes aspectos: alimentación; consumo energético; transporte y alojamiento.
¿Cómo podemos entender la huella de carbono?
Más allá de los números, de la cuantificación de datos sobre nuestra huella contaminante sobre la faz de la tierra, se impone asumir correctivos, decisiones que permitan modificar hábitos de conducta vinculados a una vida dispendiosa a nivel energético, de gastos innecesarios que pueden borrarse de nuestra rutina diaria, para contribuir verdaderamente a la reducción de las emisiones contaminantes generadas por nuestra forma de comer o alimentarnos, de transportarnos y hasta de iluminar nuestras ciudades.
Nadie, absolutamente nadie, se salva de imprimir su huella de carbono sobre la tierra.
Por eso es indispensable asumir también una mayor conciencia en torno al protagonismo humano en la paulatina destrucción del planeta, No hay peor depredador que el ser humano.
Por eso el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha venido advirtiendo en sus informes, año tras año, acerca de la culpabilidad del hombre en el cambio climático, estimado en un 95% de actos torpes reiterados que están ocasionando graves desastres naturales en el mundo, a consecuencia del derretimiento de los casquetes polares y el calentamiento de los océanos y mares, entre muchos otras consecuencias derivadas de la emisión descontrolada de combustibles fósiles.
Por eso resulta imprescindible asumir un rol pro activo, constructivo que empieza en la casa, con cambios radicales en nuestros hábitos tan sencillos como apagar un interruptor de luz o dirigirnos al trabajo en transporte público.
¿Cómo se clasifican las huellas de carbono?
Se habla entonces de:
Huella de carbono de una organización
Aquí se analizaran las emisiones de gases de efecto invernadero de una organización pública o privada en el transcurso de un año, con lo cual se genera un inventario minucioso de las mismas.
Los estándares más usados a nivel mundial son el GHG Protocol y el ISO-14064-1
Huella de carbono de productos o servicios
En este caso, se analizarán odas las emisiones generadas durante el llamado ciclo de vida del producto o servicio.
Suelen emplearse estándares como el denominado PAS 2050:2011, ISO/TS 14067:2013 con el apoyo de ISO 14040 e ISO 14044, para esta análisis.
¿Cómo afecta la huella de carbono a la ecología?
Indiscutiblemente, la huella de carbono per se es la clara demostración de la irresponsabilidad del ser humano en su paso por la Tierra.
No hay otra forma de definir una creciente mala conducta humana que ha puesto en jaque la supervivencia de muchos seres vivos que habitan el planeta. Sin exagerar.
La destrucción de ecosistemas acuáticos y/o marinos, la acelerada desaparición de especies vegetales y animales, la tala y quema de bosques o pulmones del mundo, el derretimiento de los glaciares y el famoso calentamiento global, son absoluta responsabilidad de actividades económicas desarrolladas por el hombre, especialmente aquellas que empezaron con el uso masivo de carbón en la llamada revolución industrial nacida en Inglaterra y después con el boom petrolero.
De allí en adelante, comenzó una escalada irracional destinada a satisfacer niveles de consumo energético innecesarios que han comenzado a pasar factura a naciones enteras, afectadas por huracanes, tormentas tropicales, tsunamis, olas de calor o inundaciones feroces con saldo de víctimas mortales y sequías ruinosas que minan el progreso de pueblos enteros.
Sin embargo, la medición consciente de la huella de carbono, igualmente exhibe otro rostro amigable que busca solucionar el grave problema ambiental en que estamos metidos.
Cuando se acompaña de un programa correctivo coherente, con actividades que reduzcan del daño ambiental ocasionado en la producción de productos o la prestación de servicios, puede convertirse en un medio excelente al servicio del medioambiente, siempre que sea entendida como una fórmula de cambio de altísima ecoeficiencia, que inclusive ahorra costes, porque evita accidentes y la aplicación de multas y sanciones estatales, en el caso de empresas privadas.
En este sentido, España cuenta con un registro público a nivel nacional de la huella de carbono que persigue enmendar responsabilidades individuales y colectivas, enmarcado en el denominado Real Decreto162/2014, de fecha 14 de marzo que sentó las beses del registro de la huella de carbono, compensación y proyectos de absorción de dióxido de carbono.
Otra iniciativa europea nació en Francia, donde a partir del año 2013 se lleva un registro obligatorio de la huella de carbono dejada por los servicios de transporte público.
¿Qué se puede hacer para reducir la huella de carbono?
A nivel individual se puede hacer mucho para reducir el calentamiento global. Su vinculación con el consumo es directa. Unas cuantas medidas referidas cambios en hábitos de vida serían ideales.
- Limitar uso del automóvil particular, que representa un 12% del total de la huella de carbono individual. Usa uno de alimentación híbrida, que reducen hasta en un 58% las emisiones contaminantes. ¡O maneja bicicleta!
- Incrementar el número de zonas verdes en las ciudades.
- Limita el uso de la calefacción convencional en casa. Usa válvulas termostáticas en radiadores o termostatos programables.
- Reduce el uso de agua caliente en la ducha. Es un gran consumidor de electricidad. Es preferible usar un sistema a gas. O por radiación solar.
- El mal uso de electrodomésticos adiciona otro 12% a tu huella de carbono hogareña. NO abuses de ellos y usa equipos de eficiencia energética A+. Y jamás los dejes en modo stand by, porque agregas otros 7% adicional al consumo habitual.
- Usar mejor el microondas al horno supone un ahorro de hasta un 70% de electricidad.
- Indispensable resulta el uso de bombillas tipo LED de etiqueta A+. Son lo mejor para reducir la factura eléctrica.
- Usa tu aire acondicionado solamente si es indispensable y llévalo a 25°C para ahorrar consumo.
- Limitar los viajes en avión y preferir vacaciones ecológicas, de exploración natural o selvática, en vez de cruceros en barcos, es otra forma loable de contribuir a reducir el cambio climático.
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