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¿Qué es la capa de ozono?
Está compuesta por moléculas de ozono (03) altamente reactivas, integradas en tres átomos de oxígeno, que siempre se hallan en constante proceso formativo porque rompen en la atmósfera superior cuando reciben radiaciones solares.
Dichas moléculas, al separarse, forman oxígeno (0) y oxígeno gaseoso (02). A este proceso de permanente actividad en los átomos de ozono se denomina fotólisis.
Esta configuración química especial hace que el oxígeno sea muy venenoso, no respirable. Pero estas moléculas vuelven a unirse para enfrentar la potencia de los rayos solares ultravioleta B (UV-B).
Esta zona especialísima de la estratosfera fue descubierta en el año de 1913 por dos físicos de origen francés, Charles Fabri y Henri Bruisson. Más adelante, meteorólogos británicos lograron describir el proceso denominado fotólisis que ocurre en la capa de ozono, e inclusive lograron medir las concentraciones de ozono desde la superficie planetaria, con ayuda de un equipo llamado espectrofotómetro.
¿Cuál es su función?
¿Por qué es importante la capa de ozono para preservar la vida?
Esta capa o franja especial de la estratosfera que protege a la tierra de las nocivas radiaciones UV, cada vez se está comprimiendo más e inclusive registra algunos “agujeros” o zonas de profunda filtración o desgaste muy negativos, ocasionados por efecto de la contaminación de los procesos de industrialización y los halocarbonos, especialmente por el uso de químicos como el cloro y bromo.
Este proceso de debilitamiento y destrucción de esta zona de la estratosfera desencadena la filtración de los rayos solares más fuertes, lo cual produce enfermedades mortales con el cáncer de piel y afecciones graves en los ojos que pueden ocasionar ceguera temporal o permanente, como las cataratas.
¿Por qué se está destruyendo la capa de ozono?
Se usan en la industria de la refrigeración y como propelentes o gas atomizado para aerosoles.
Forman parte de aislantes térmicos y en pinturas aerosoles. Los CFCs son compuestos integrados principalmente por flúor, cloro y carbono y se calcula que tienen al menos 200 años de presencia activa en la atmósfera terrestre.
El Monóxido de Cloro y la capa de ozono
Estos químicos al entrar en contacto con la parte superior de la atmósfera, reaccionan con los rayos ultravioleta, produciendo una descomposición en varias sustancias. El cloro (presente en los CFCs) destruye los átomos de oxígeno del ozono, reacción fotoquímica que produce monóxido de cloro (ClO) y la consecuente destrucción de la capa de ozono reinante en el lugar.
Es tan letal el daño, que solamente un átomo de cloro es capaz de destruir más de 100 mil átomos de ozono, según ha determinado la Agencia para la Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos (EE.UU).
En el caso de la región Antártida del planeta, un de las más afectadas por el cambio climático y el calentamiento global de la superficie planetaria, se ha detectado que la capa de ozono, a partir de los años 70-80 del siglo XX pasado, sufrió un desgaste tremendo en esta zona geográfica del planeta, debido en parte a que las bajas temperaturas reinantes desencadenaron reacciones aceleradas de la conversión en cloro de los CFCs.
¿Qué zonas se ven más afectadas?
Este efecto de compresión de la capa de ozono en la Antártida, se ha acelerado especialmente en el verano, cuando el sol brilla durante más horas y al reaccionar el cloro con los rayos UV se genera una destrucción estimada en hasta un 65% de ozono.
Otras zonas menos afectadas son los Alpes y Canadá.
¿Quiénes son los responsables de la destrucción de la capa de ozono?
Otros químicos de uso industrial como el bromo (Br) y óxidos de nitrógeno (NOX) producidos por la industria de fertilizantes y usados por la agricultura a gran escala, son igualmente terribles para la capa de ozono.
También hay que tener en cuenta que los efectos de estos químicos son residuales y permanecen durante muchos años en la atmósfera terrestre.
Igualmente, la actividad volcánica contribuye a destruir la capa de ozono, porque liberan gases y tóxicos muy potentes a la atmósfera, entre los que podemos destacar grandes concentraciones de azufre volcánico que al elevarse producen las nubes estratosféricas polares, que aglutinan cloro y reducen el ozono.
Así lo determinó un estudio científico considerado histórico, tras realizar mediciones atmosféricas del ozono después de la erupción del volcán Calbuco en Chile, ocurrida en el año 2015.
¿Qué consecuencias puede tener la destrucción de la capa de ozono?
Extinción del fitoplancton en aguas marinas
Un ejemplo patético de esta situación está ocurriendo con la extinción del fitoplancton reinante en los mares de la Antártida, uno de los organismos microscópicos que con más eficiencia absorben el dióxido de carbono y con ello combaten el cambio climático.
En la Antártida debido a las bajas temperaturas extremas se forman las llamadas nubes estratosféricas polares, en las cuales se produce la química del cloro que destruye las moléculas de ozono.
Serios problemas de salud
Debilitamiento del sistema inmunológico
La exposición continua a los rayos UV-B destruye la composición de la cadena de ADN y genera una desprotección total del organismo porque el sistema inmune se debilita y no puede reaccionar para enfrentar y debilitar procesos infecciones y enfermedades.
Afecciones en los ojos
También desencadena enfermedades oculares como cataratas, presbicia y genera cansancio permanente en la vista.
Enfermedades respiratorias
Sobrevienen complicaciones a nivel respiratorio, e especialmente asma causada por la alta incidencia del ozono en las capas más bajas de la atmósfera, producto de las alteraciones descritas.
Cáncer de piel
Es la enfermedad más grave y recurrente de la exposición solar exagerada o indebida, ocasionada por el debilitamiento de la capa de ozono y la consabida filtración de los rayos UV-B.
En animales, especialmente mamíferos de gran tamaño y en la fauna marina, los efectos de la exposición a las radiaciones solares no filtradas por la capa de ozono, generan similares problemas de salud.
Reducción de alimentos a nivel mundial
El fitoplancton, base principal de la cadena alimenticia, es destruido por los rayos UV-B.
En la Antártida, la reducción de la capa de ozono ha provocado la extinción de entre un 6 a un 12% de la población de estos organismos microscópicos.
Asimismo, el programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha establecido una reducción de 7 millones anuales de pescado al año, porque sin fitoplancton también desaparecen muchas especies que habitan los mares y océanos del mundo y que son la base alimentaria de muchos habitantes de las zonas costeras.
De hecho, el PNUMA calcula que tan sólo con una reducción de un 6% del ozono en la estratosfera, se pierde un 6% del fitoplancton.
Otro problema serio que genera, radica en la alteración de los ciclos de crecimiento y floración de las plantas en general, no importa la especie. Esto ocasiona, como es lógico, una reducción en los tiempos de cosecha de hortalizas, verduras y frutas recolectadas en los campos para alimentar a la población, lo cual genera un impacto socioeconómico real.
¿Qué relación tiene la capa de ozono con el cambio climático?
Integrantes del Panel de Evaluación de los Efectos Ambientales del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, publicado en la revista Nature Sustainability, han hallado una relación entre cambio climático y la reducción de la capa de ozono presente en la estratosfera.
Cambios importantes en las temperaturas
En dicho artículo, se señala que hay evidencias más que suficientes que indican la existencia de cambios relevantes en la temperatura y patrones de precipitaciones en el hemisferio sur del planeta, a consecuencia de la reducción del ozono.
Movimiento migratorio de especies
Aducen que esos cambios inclusive se evidencian en la movilidad de peces y muchos integrantes diversos de la fauna marina que se han movido a otras latitudes en busca de comida, tras la destrucción del fitoplancton. Por eso morsas, focas y otros mamíferos marinos se están mudando de hábitat.
Oscilación Antártadia
Otro hallazgo de este estudio indica, en palabras de su coautor, el doctor Kevin Rose, director del Instituto Politécnico Rensselaer, establece conexiones entre la reducción de la capa de ozono y el cambio climático.
Y es que la gigantesca reducción del cinturón de ozono registrado en la ozonosfera en la región Antártida ha empujado hacia el hemisferio Sur de la Tierra, la llamada Oscilación Antártida, consistente en una masa de un cinturón de viento gigantesco que viaja o se mueve de Norte a Sur.
Esto ha cambiado los patrones de lluvia, temperatura de la superficie marina, afectándose los distintos ecosistemas reinantes, inclusive los terrestres. Los océanos han registrado igualmente cambios sustanciales: las zonas más frías se han vuelto cálidas y viceversa.
Las regiones más afectadas por este fenómeno son Australia, Nueva Zelanda, parte de África y América del Sur.
El incremento en las temperaturas de los océanos, por ejemplo, desencadena una disminución significativa de los lechos marinos, las algas se pierden y lo arrecifes de coral se mueren. Esto ha venido sucediendo en Tasmania y Brasil, por lo que la biodiversidad en esos lugares se ve afectada sensiblemente.
Océanos más ácidos
Igualmente, ocurre que los océanos se vuelven más ácidos. Esto ha provocado una reducción de las conchas calcificadas que protegen a las especies de mariscos, los cuales quedan expuestos tremendamente a los ultravioletas.
A la capa de ozono cada vez le cuesta más recuperarse
Finalmente, este estudio señala otra relación entre cambio climático y la recuperación que ha venido registrando la capa de ozono.
En ese sentido, el investigador estadounidense Rose, aduce que las emisiones de gases de efecto invernadero son capaces de atrapar calor proveniente de las capas más bajas de la atmósfera, fenómeno que desencadena un enfriamiento de la capa superior, lo cual está desacelerando el nivel de recuperación de la capa de ozono.
¿Y con la lluvia ácida?
Como se sabe, la lluvia ácida ocasionada por los gases y productos químicos que expelen las fábricas de las naciones industrializadas y la refinación petrolera, especialmente óxido de nitrógeno y dióxido de azufre combinados, se han convertido en un problema global de alto impacto que tiene principalmente en raíces profundas de Estados Unidos y parte de la región europea.
Estos gases contaminantes con el vapor de agua forma ácidos nitrosos y ácido sulfúrico, que caen en forma de precipitaciones, con la lluvia y viajan grandes distancias, impregnándolo todo. Ese fenómeno de pavoroso daño se llama “lluvia ácida”.
Es tan letal que cuando cae a la superficie terrestre corroe edificaciones, estatuas o esculturas, monumentos históricos, acidifica las aguas dulces del planeta (lagos, ríos, entre otros) matando los peces y otras especies. De la misma forma, afecta la agricultura porque daña las plantas, así como los suelos, que se vuelven estériles e improductivos.
Y, por supuesto, todo esto impacta en la atmósfera.
¿Se puede regenerar la capa de ozono?
Por suerte, no todo son malas noticias.
Desde la prohibición sobre el uso de los CFCs a nivel mundial en el año 1987, establecida en el Protocolo de Montreal, la destrucción de la capa de ozono en la región Antártida se ha ido revirtiendo, al punto que ya se ha recuperado totalmente una zona similar a la extensión de la India, calculada en unos 4 millones de kilómetros cuadrados.
Según estudios realizados por el equipo de científicos encabezados por la doctora estadounidense Susan Solomon, mejora ocurrida entre los años 2000 a 2015, todo gracias a la reducción en el uso del llamado cloro atmosférico.
Aunque recientemente se descubrieron nuevos gases o químicos producidos en Asia, que están contribuyendo a revertir la positiva recuperación de la pérdida del cinturón de ozono.
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