La semilla es el elemento fundamental que utilizan muchos tipos de plantas para lograr reproducirse. Cuando está en las condiciones correctas, la misma inicia un proceso conocido como germinación.
Del centro justo de la semilla, donde está el embrión, empieza la formación de la nueva planta, la cual se va abriendo paso hacia el exterior. Aunque en muchos casos las semillas son realmente pequeñas, estas cuentan con una gran variedad de partes que trabajan en función de protegerla.
¿Quieres saber cuáles son esas partes? Descubrámoslo a continuación.
Contenido del artículo:
Embrión
Es la parte central de la semilla y donde se almacena toda la información genética para que se forme un nuevo ejemplar vegetal.
Se podría decir que es la planta “bebé” que dará origen a la nueva estructura cuando sea el momento apropiado.
El embrión suele tener un tamaño bastante reducido en general, aunque todo depende de las proporciones de la semilla como tal. Aunque es un organismo vivo, el embrión se mantiene en estado de reposo hasta que las condiciones del entorno son ideales para que empiece a crecer.
A esta fase de reposo se le conoce como letargo y, en función a las características particulares de cada semilla, esta podría pasar años en espera de germinar. El embrión se divide, a su vez, en distintas partes.
Radícula
Es la parte del embrión que funciona como una especie de raíz, es decir, la vía por medio de la cual adquiere los nutrientes.
Es una formación bastante sencilla en comparación al sistema radicular que consiguen las plantas cuando ya han germinado y se han desarrollado.
Sin embargo, es a partir de aquí que se generan nuevas raíces que ayudan a complementar la capacidad de absorción de nutrientes a medida que la planta crece.
Plúmula
Hipocotilo
Cotiledón
Se trata de la parte del embrión que se encargará de formar la primera o primeras hojas de la nueva planta.
En general, las plantas pueden ser monocotiledóneas, cuando proporcionan una única hoja en el proceso de germinación. Un ejemplo es la caña de azúcar.
O dicotiledóneas en el caso en que aparezcan dos hojas en la primera fase de crecimiento. Aquí encontramos, por ejemplo, el árbol de la manzana.
Endospermo
El endospermo es la parte de la semilla que se encarga de proporcionar la nutrición necesaria cuando empieza el proceso de germinación.
En estructura, es un tejido que contiene células y almidón, siendo este último muy rico en proteínas. Todos estos componentes se mantienen reservados hasta el momento en que hace falta darles uso.
Epispermo
Se refiere a una de las capas más externas de la semilla y cuya función principal es darle resguardo a la semilla de las condiciones medioambientales.
El epispermo se encarga de asegurar que el embrión esté protegido hasta que se detecten las condiciones apropiadas para la germinación.
Aunque es una capa muy delgada, en ciertas plantas puede estar formada por dos partes, una llamada testa y otra tegumen.
Estas existen en las plantas conocidas como angiospermas, las cuales se tratan básicamente de las plantas con flor que producen también frutos. En el caso de las gimnospermas, estas solo cuentan con la capa conocida como testa. En este punto se trata de plantas con flor pero que no producen frutos.
Cubierta
semilla_1611452479-300×200.jpg” alt=”Cubierta semilla” width=”300″ height=”200″ />Es la parte más externa de la semilla, la que está en contacto directo con el medio ambiente y que podemos tocar al tener una semilla entre las manos.
En algunos casos, la cubierta se conoce como cáscara y puede ser bastante dura para evitar que ocurran daños en la parte interior.
La cubierta también ayuda a asimilar la humedad que proviene del entorno, de manera que la semilla sea capaz de germinar.
Micrópilo
Se trata de una parte de la semilla, como una especie de tubo de pequeñas dimensiones que facilita que el agua detectada por la cubierta llegue al embrión.
Con esta cantidad de líquido, el embrión estará en capacidad de iniciar su proceso de germinación y, por supuesto, activar todas las demás partes.
Aunque las semillas parezcan estructuras muy pequeñas y de poca interacción, cuando “despiertan” ponen en marcha un complejo número de acciones.
Estas responden a su composición interna, a las partes que la forman, y donde cada una asume un papel bastante primordial e inteligente en el desarrollo de la especie.
Gracias a las semillas se ha logrado mantener la cantidad de flora que existe en el mundo en la actualidad y que muchas veces prospera sin necesidad de ayuda.